Experimentar un rendimiento lento en tu sistema Windows 10 u 11 después de una actualización reciente puede ser frustrante. Varios factores pueden contribuir a esta ralentización, como actualizaciones problemáticas, aplicaciones en segundo plano que consumen recursos y controladores obsoletos. Esta guía ofrece un enfoque completo y paso a paso para diagnosticar y resolver estos problemas. Siguiendo los métodos descritos, puedes optimizar el rendimiento de tu sistema y garantizar un funcionamiento fluido después de las actualizaciones.

Antes de analizar las soluciones, asegúrese de tener privilegios de administrador en su computadora, ya que algunos pasos requieren permisos elevados. Además, sería útil tener una conexión a internet estable para actualizar los controladores y, posiblemente, descargar el software necesario.¡Comencemos!

Paso 1: Limpiar la carpeta de distribución de software

El primer paso es eliminar cualquier archivo potencialmente dañado en la carpeta Distribución de Software, que suele contener archivos de actualización que pueden causar problemas de rendimiento. Para ello:

  1. Abra el Explorador de archivos y navegue hasta Esta PC.
  2. Vaya a la unidad de disco local (C:) y luego abra la carpeta Windows.
  3. Localice y abra la carpeta SoftwareDistribution.
  4. Seleccione todos los archivos de esta carpeta y elimínelos. Si encuentra archivos que no se pueden eliminar, simplemente omítalos.

Paso 2: Realizar la limpieza del disco

A continuación, utilice la utilidad Liberador de espacio en disco para eliminar archivos innecesarios que podrían estar afectando el rendimiento de su sistema:

  1. Escriba Disk Cleanupen la barra de búsqueda y presione Enterpara abrir la herramienta.
  2. Cuando se le solicite, seleccione la unidad que desea limpiar (normalmente C:) y haga clic en Aceptar.
  3. En la ventana Liberador de espacio en disco, marque todas las casillas de los tipos de archivos que desea eliminar, incluidos los archivos temporales, la Papelera de reciclaje y los archivos del sistema.
  4. Haga clic en el botón Aceptar y confirme seleccionando Eliminar archivos.

Paso 3: Desactivar aplicaciones de inicio innecesarias

Deshabilitar las aplicaciones de inicio no utilizadas puede mejorar significativamente el tiempo de arranque y el rendimiento general. Siga estos pasos:

  1. Haga clic derecho en la barra de tareas y seleccione Administrador de tareas.
  2. Vaya a la pestaña Inicio.
  3. Revise la lista de aplicaciones y deshabilite las innecesarias haciendo clic derecho sobre ellas y seleccionando «Deshabilitar». Tenga cuidado de no deshabilitar aplicaciones críticas como controladores gráficos, software de seguridad o aplicaciones del sistema.

Paso 4: Utilice el símbolo del sistema para buscar daños en el sistema

Ejecutar un análisis de archivos del sistema puede ayudar a identificar y reparar archivos dañados:

  1. Escribe cmden la barra de búsqueda. Haz clic derecho en Símbolo del sistema y selecciona Ejecutar como administrador.
  2. En el símbolo del sistema, escriba el siguiente comando y presione Enter:sfc /scannow
  3. Espere a que finalice el análisis. Solucionará automáticamente cualquier problema detectado. Una vez finalizado, puede cerrar el Símbolo del sistema.

Paso 5: Actualice sus controladores

Los controladores obsoletos también pueden causar problemas de rendimiento. Mantener los controladores actualizados es fundamental:

  1. Abra el Administrador de dispositivos haciendo clic derecho en el menú Inicio y seleccionándolo de la lista.
  2. Expande las categorías para encontrar el dispositivo que deseas actualizar (por ejemplo, adaptadores de pantalla).
  3. Haga clic derecho en el dispositivo y seleccione Actualizar controlador.
  4. Seleccione Buscar automáticamente software de controlador actualizado y siga las instrucciones.

Consejos adicionales y problemas comunes

Para mejorar aún más su experiencia, tenga en cuenta estos consejos adicionales:

  • Compruebe periódicamente si hay actualizaciones de Windows y aplique las actualizaciones recomendadas rápidamente.
  • Mantenga suficiente espacio libre en su disco duro; lo ideal es mantener al menos un 15% libre para garantizar un rendimiento óptimo.
  • Considere actualizar su hardware si su sistema tiene dificultades con tareas que consumen muchos recursos después de las actualizaciones.

Conclusión

Siguiendo estos pasos, debería poder solucionar los problemas de rendimiento lento tras una actualización de Windows 10 u 11. El mantenimiento regular y las actualizaciones oportunas ayudarán a que su sistema funcione eficientemente. Si los problemas persisten, considere buscar asistencia profesional para diagnosticar problemas más graves.

Preguntas frecuentes

¿Qué debo hacer si el problema persiste después de seguir estos pasos?

Si los problemas de rendimiento persisten, considere restaurar el sistema a un estado anterior o realizar una instalación limpia de Windows. Realice una copia de seguridad de sus datos antes de tomar medidas más drásticas.

¿Con qué frecuencia debo actualizar mis controladores?

Es aconsejable buscar actualizaciones de controladores cada pocos meses o siempre que note problemas de rendimiento, especialmente después de actualizaciones importantes de Windows.

¿Pueden las aplicaciones en segundo plano afectar el rendimiento del sistema?

Sí, las aplicaciones que se ejecutan en segundo plano pueden consumir una cantidad considerable de recursos del sistema. Deshabilitar programas de inicio innecesarios puede ayudar a liberar estos recursos y mejorar el rendimiento.